XII – I Con aroma a Kfé

El pasado viernes 27 de enero pude asistir a mi primer Kfé Innovación, un espacio de encuentro coordinado por Fátima Pérez y Esther Pérez en el que, entre aromas de Kfés humeantes de entusiasmo, diálogo y cultura 2.0, pude disfrutar de la compañía de quienes conformaron aquella mesa y debatir sobre la “Brecha digital”.La era analógica y la era digital, dos azucarillos que al gusto de cada uno de nosotros, nos endulzan el café de la vida, produciendo en nuestro día a día sensaciones que nos estimulen, reconforten o nos relajen.

Elegir el tipo de azucarillo que dejaremos caer en nuestras tazas es una elección personal, una opción respetable y perfectamente valiosa. Lo importante para disfrutar de una buena taza de café será conocer la existencia de este estimulante, o relajante, según nuestro propio estado de ánimo, y disponer de los medios para poder disfrutarlo.

Tú como yo tendremos la opción de elegir azucarillo analógico o azucarillo digital, o incluso, por qué no, aunar sus sabores y disfrutar de lo mejor de cada uno sin renunciar a ninguno de ellos.

La vida como la historia nos enseña a caminar, a avanzar, ya que el tiempo que la envuelve no tiene pausa, no detiene su paso, y nos muestra que el presente, dentro de muy poco, se tornará en nueva historia.

Han existido, existen y existirán herramientas que nos permiten conocer la última realidad, galopar en la drupa de la evolución y sentir la caricia de un aire renovado que refresque nuestro presente, un presente cambiante y dinámico que nos abrirá nuevos horizontes.

Termino revolviendo mi kfé humeante con la cuchara de mi razón y mi corazón, esperando que su cremoso sabor me propicie unos instantes serenos, un paréntesis entre prisas, y que los azucarillos elegidos, ya diluidos, endulcen mi propia realidad.

I. Fluir

El pasado fin de semana se celebró en el colegio Sagrado Corazón de Tafira, en Las Palmas de Gran Canaria, el I Congreso Internacional de Canarias de Educación Holística, que como rezaba en su lema respuestas del corazón a nuevas formas de aprender y vivir de los niños y jóvenes de hoy, y yo añadiría y adulos, nos aportó a los que allí asistimos, momentos muy emocionantes y emotivos.
 
Dividido en dos jornadas, la del sábado 29 de octubre, mañana y tarde, y la mañana del domingo, pudimos reflexionar sobre la importancia de dejar que nuestros corazones protagonicen nuestras vivencias, nuestras experiencias y tomen las riendas de nuestras vidas.
 
Sentir con mayúsculas se convierte en un verdadero placer si dejamos que nuestra atención se fije en el “ahora”, evitando recuerdos pretéritos y cábalas futuristas que nos distraen y distorsionan la realidad del “aquí y ahora”.
 
Muchos fueron los momentos en los que dejamos fluir nuestras emociones y disfrutamos de sensaciones olvidadas y orilladas por la rutina, un día a día que nos aleja de tantos bellos instantes que se nos escapan a nuestra mirada, sonidos que apenas escuchamos y olores que ya no percibimos.
 
La Escuela de Conocimientos del colegio Sagrado Corazón de Tafira, dirigida por don Antonio Ramírez Martín propició el encuentro de ponentes como don Carlos Espinosa (Inspector de educación de Málaga), que nos dejó guindas como “debemos apreciar el valor de hacer las cosas de forma lenta”, “la vida es un fluir”, “hay que respetar profundamente a las personas independientemente de sus hechos”.
 
Seguidamente pudimos disfrutar de la presencia de don Ignasi Salvatella (Maestro y Pedagogo) de la organización Edució22, quien nos resaltó el valor de la creatividad (crea en ti vida) y de la revolución de las ideas (re-evolución).
 
Doña Ivette Carrión (Centro de Investigación Asiri (Sonrisa) – Lima – Perú), quien resaltó la necesidad que tenemos de una ciencia con conciencia.
 
Seguidamente intervino doña Nidia Mendoza (Asociación Despertar Educación Holística de Canarias), quien supo resaltar la inutilidad de colocarnos etiquetas de diverso índole, cuyo encasillamiento nos lastra y nos impide crecer y evolucionar.
 
Nuestras emociones danzaron y afloraron con los talleres del grupo Ca´Tairi, quienes nos enseñaron el poder de la mirada, de los gestos y de las emociones.
 
El domingo, en una conferencia-taller de don José María Toro (Maestro, formador de formadores y escritor) titulada “Educar con co-razón” cuyo lema fue “El corazón no está reñido con la razón. Sino que la contiene y la trasciende”, pudimos comprobar y apreciar la gran importancia y trascendencia de los pequeños detalles. La importancia de SALUDAR (Dar salud), de PROGRAMAR (Prog-amar). Esta ponencia estuvo envuelta en un halo de emoción, ternura, amor y sensibilidad que a todos nos llegó a lo más profundo de nuestros corazones.
 
Con una frase que quizás me quedó grabada “El silencio es el maestro de los sabios” pude recapacitar sobre la importancia que tiene el saborear el tiempo, el disfrutar de cada momento y eludir las distracciones ficticias.
 
Este primer Congreso Internacional de Canarias de Educación Holística tuvo un colofón musical con la intervención de don José Santana, trovador de la vida, y cuya sensibilidad se arropó entre las notas de su guitarra.
 
Agradecer también al resto de los ponentes, dona Rebeca Cabrera (Atención integral desde la logopedia), doña Delia González Pérez (Coach y maestra del Instituto Isabel de España), a los organizadores y a todos los participantes, por convertir el colegio Sagrado Corazón de Tafira en un espacio de encuentro y unión.

Detalles

Normalmente cuando escuchamos la palabra detalles, se nos viene a la mente algún regalo o gesto que hemos tenido con alguna persona, con alguien cercano, o no, y que sin duda, proporcionó un momento grato y satisfactorio para ambos. Existen infinidad de detalles que no tenemos que buscar, detalles que conviven cada día con nosotros y de los cuales podemos disfrutar.

 Mirar y observar, verbos inicialmente similares al igual que ocurre con oír y escuchar, pero cuya diferencia radica en el grado de atención que pongamos a la hora de conjugarlos. Los detalles, esas porciones minúsculas de tiempo o espacio, fluyen continuamente a nuestro alrededor, nos avisan de su existencia, aunque en muchas ocasiones, por diferentes factores, nuestra distracción los ensombrece y oculta.

 Llevo algunos días observando y escuchando, de forma especial, esos detalles con los que todos convivimos, señales de la naturaleza, guiños de vida y energía que nos muestran la grandeza de lo que existe y es, aunque no siempre perceptibles a simple vista.

 Darnos un brindis de satisfacción y disfrutar de estos “regalos mágicos” se convierte en un pequeño placer que merecemos cada uno de nosotros, ya que existen para eso, para ser disfrutados.  En la imagen con la que acompaño este post, pude captar con mi modesta cámara, un instante cuya belleza cautivó mi atención. Observé con deleite que se conjugaban luz, texturas, colorido y una energía especial que produjo en mí una sensación difícil de explicar con palabras, pero que imagino que podría describir como una SENSACIÓN. Mis sentidos quedaron atrapados en aquel instante de belleza que causó en mi interior una paz y una armonía instantáneas pero muy gratificantes.

 Os invito a disfrutar de estos detalles, de los que todos y cada uno sepamos observar y escuchar. Lo recomiendo como un ejercicio de relajación, de evasión y de equilibrio. Todos nosotros desplegaremos nuestros sentidos condicionados por nuestros gustos y aficiones, pero precisamente serán estos los mejores “buscadores” de estos detalles.

Guiños de vida

Guiños de vida

Resulta evidente que vivimos en una sociedad exigente, rápida y acelerada, una sociedad que nos empuja y nos desplaza hacia rincones de nuestra existencia que nos incomodan y molestan.

Llega el momento de hacer un paréntesis, olvidarnos de las manijas de nuestros relojes y dejarnos llevar por nuestro reloj vital, seguir nuestras sensaciones y disfrutar de cada guiño de vida que se cruza en nuestro caminar.

Estos días he podido disfrutar, junto a mi familia, de unos días de descanso en el sur de Gran Canaria, concretamente en Puerto Rico, una zona costera que nos regala cada amanecer guiños afables de vida y energía junto a nuestro querido Océano Atlántico.

Las cálidas  caricias de los primeros rayos del sol, el revoloteo de juguetones pajarillos en la mañana, el guiño cómplice de algún hibisco luciendo su encendido color carmín, son sin duda, una invitación a la reflexión, a la abstracción y al olvido de todo aquello que hemos ladeado por unos días.

Hace poco tiempo tuve el placer de conocer a Sergio Fernández, coach profesional y, sobre todo, entusiasta y un apasionado, de los pies a cabeza, de la VIDA, así, con mayúsculas, como deberíamos serlo todos nosotros. Después de leer dos de sus libros, “Vivir sin miedos” y “Vivir sin jefe”, los cuales recomiendo abiertamente, he podido ratificar algo en lo que siempre he creído, la vida está ahí, delante de nosotros. Sólo hace falta mirarla con buenos ojos, tratarla con dulzura y darle lo mejor cada día, de esta forma, recibiremos de ella, sin duda alguna, guiños de vida.

Bajo la piel

Muchas son las ocasiones en las que nos quedamos simplemente con la primera impresión de algo que vemos, nos atrae o nos repele el aspecto externo de las cosas, e incluso de las personas que por su aspecto no “concuerdan” con nuestros gustos o preferencias.

Resulta muy grato el comprobar que bajo la piel, bajo la superficie de lo inmediato a nuestra vista, se esconden “tesoros” ocultos, riquezas desconocidas que sólo aquellos que profundizan su mirada podrán descubrir.

Nos movemos en una sociedad competitiva, donde lo superficial impera frente a lo auténtico, una sociedad empujada por las prisas en la que resulta complicado generar un paréntesis, un rato en el que poder saborear los minutos, disfrutar de ese hueco en nuestras vidas y encontrar cobijo a nuestras preocupaciones cotidianas.

En esta espiral de rutina debemos esforzarnos por parar en seco, frenar nuestro ritmo y permitirnos un modesto homenaje de paz y sosiego, leer un libro, escuchar algo de música, prepararte algún plato apetecible, escribir alguna reflexión, o simplemente sentarnos a descansar y sentirnos en paz.

Bajo la piel, esa capa que nos separa de lo importante, de lo realmente trascendente se esconde, involuntariamente o no, manjares exquisitos, personas maravillosas y experiencias inolvidables que nos harán valorar la importancia de no quedarnos en la superficie.

Cultivar nuestro interior, serenar nuestro espíritu y ordenar nuestras ideas enriquecerá, sin duda alguna, aquello que bajo nuestra piel nos hace únicos y diferentes.

Alineados

Encontrar el momento más adecuado para realizar determinados trabajos o tareas requiere, sin duda, de un estado de ánimo que alinee nuestra mente y nuestro espíritu, ese instante en donde todo engranaje encaja a la perfección y sentimos la fuerza y empuje necesarios para llevar a cabo esa acción.

Llevaba mucho tiempo sin añadir un nuevo post en este blog de reflexiones, demasiado tiempo sin tener una alineación adecuada, sin tener un equilibrio sosegado y placido que me permitiese disfrutar de la escritura y compartir, con quienes leáis estas líneas, un paréntesis, un rato donde mecer plácidamente mi alma y escuchar mi corazón.

Quizás, como he podido leer en una sinopsis de un libro que hace poco he regalado a un buen amigo (El elemento – Sir Ken Robinson), nos dejamos llevar por las circunstancias, por la corriente que nos rodea, y olvidamos nuestro verdadero sentido, nuestra razón de ser, desplazamos nuestro centro de gravedad y dejamos de alinear cuerpo y alma, nuestro corazón se inquieta, e irremediablemente, nuestro cuerpo emite una queja razonable.

Sólo quería agradecer, desde este espacio compartido, a quienes, directa o indirectamente me han permitido volver a alinear mi cuerpo y mi alma, a despertar de un pequeño letargo, y volver a la senda de la que, sin darnos cuenta, salimos desorientados y confusos.

Gracias a la vida que nos enseña cada mañana.

Mirada

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Existen fotos que nos llaman la atención, fotos que nos agradan la vista, fotos impactantes y un sinfín de estilos que marcan en ellas el sello de su autor, pero existe un tipo de foto muy especial, aquellas que parecen cobrar vida, aquellas cuyas imágenes parecen que van a moverse en cualquier instante, instantes de vida congelados en un fotograma, vivencias que potencian el contenido de un formato delimitado por su medida, pero en cuyo interior, su fuerza no pierde un ápice de interés.

 

Prolongar nuestra mirada a través de un objetivo requiere, sin duda, de un entusiasmo, de una pasión por la vida, de una intensidad que, sólo aquellos que la sienten, que la viven, son capaces de transmitir.

 

En cualquier obra de arte, en cualquier libro, en todo aquello en que su elaboración haya sido envuelta con el cariño y el esmero merecido, trascenderá los límites de la propia obra para llegar fácilmente a quienes, sin saber por qué, perciban una atracción especial por aquello, que inicialmente, sólo pretendió reflejar un estado de ánimo, una energía, un bienestar.

 

La magia de una buena fotografía radica en que, sin palabras, sin movimiento, sin voz, nos transmite una inmensa cantidad de sensaciones, de sentimientos, de percepciones, que si fuéramos a explicar, desvaneceríamos su magia, su sutileza y su encanto.

 

Decir sin hablar, explicar sin palabras, escuchar sin sonido, evocar, recordar, plasmar sensaciones y emociones, son indicadores que nos muestran la dificultad que entraña el englobarlo todo en un conjunto de colores y formas, en el reflejo de un instante, en un fotograma de nuestra mirada.

 

Os recomiendo que visitéis el blog que os reseño en el enlace, vale mucho la pena y, si lo consideráis oportuno, emitid vuestro voto favorable.

 

http://elsuenodeindia.blogspot.com/

Tinieblas

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En cualquier ámbito de la vida nos encontraremos con personas a las que les gusta moverse en la claridad, a la luz del sol, personas que no tienen nada que esconder, seres humanos cuyas intenciones limpias y diáfanas asombran a quienes, no acostumbrados a esta forma de actuar, a este estilo de vida, se ven deslumbradas y encandiladas por esta luminosa claridad.

 

Por el contrario, existe otro tipo de personas a las que les gusta moverse entre tinieblas, seres huidizos de esa claridad, de la luz que les pueda delatar y evidenciar unas prácticas poco éticas. Seres que buscan la manera de dirigir la realidad a su propia conveniencia, personajes cuyo principal argumento es la mentira y el descrédito, la manipulación y el engaño.

 

Dos formas de vivir, dos maneras completamente opuestas de actuar y de entender la vida, caminos divergentes cuyas trayectorias se alejan y distancian.

 

Cada uno de nosotros decidimos el camino por el que deseamos avanzar, el rumbo que queremos marcar en nuestra brújula y dirigir nuestra proa.

 

Elegir la luz, con su alegría, con su calor y sobre todo con la satisfacción que supone el ser honesto y sincero, nos aportará un bienestar al que muchas veces llegaremos tras mucho trabajo y sacrificio, un umbral cuya cima nos proporcionará unas vistas panorámicas y nos ayudará a fijarnos nuevos horizontes.

 

A la sombra de este umbral, entre las tinieblas de quien decide caminar por laberintos lúgubres y farragosos, existen seres cuyos propósitos se ven condicionados por intereses disfrazados de mentira y embuste, caminos arduos y cansinos que no conducen a ninguna salida, espirales que confunden y enredan a quienes, libre y conscientemente, deciden emprender camino por estos barrizales.

 

Cuando por casualidad estos caminos se cruzan, se evidencian sus virtudes y sus carencias, se acentúan los beneficios de unos y los perjuicios de otros, pues la luz tiene la misión de alumbrar y mostrar, de aclarar y evidenciar la realidad, y su intensidad acentuará el contraste evidente entre las dos caras de la realidad, la verdad y la mentira, la luz y la sombra, la alegría y la tristeza, la razón y la sinrazón.

 

La conciencia se convierte en nuestro mejor aliado o nuestro peor enemigo, pues antes o después, la balanza inclina su equilibrio hacia el lado más contundente y pesado y, su propia inercia, alza la evidencia de quienes decidieron vivir entre tinieblas.

Con las cartas boca arriba

 

Queramos o no, al ver los primeros rayos de luz, al sentir el primer aliento del aire que nos saluda y nos ofrece su bienvenida, entramos a formar parte de una gran partida, un juego en el que el azar juega un importante papel, pero en el que debemos marcar nuestro propio estilo de juego.

 

En el seno de nuestras familias vamos apreciando como quienes decidieron darnos la vida, manejan la baraja de la forma más adecuada, mezclan los palos que la conforman y reparten juego.

 

Nos vamos dando cuenta de cual deberá ser nuestro propio estilo, aquel que pudimos ver día a día, aquel que la propia vida, por diversos factores, nos mostró como conveniente, o simplemente intentamos adoptar aquel que nos beneficie en cada momento.

 

Guardarse un as en la manga, jugar con las cartas marcadas o, simplemente jugar con las cartas boca arriba, serán algunas de las alternativas con las que podremos participar en esta gran partida.

 

Quienes deciden jugar de forma ilícita, aquellos que conforman su suerte al triunfo rápido y fácil, aquellos que prefieren ganar alguna mano utilizando estrategias sombrías y lúgubres, crean un estilo cuyo beneficio les reporta, a corto plazo, un atractivo que les engancha y atrapa, unas artes cuya permeabilidad les aísla y señala.

 

Jugar de forma limpia y honesta supone luchar contra estas argucias y  maniobras, poner las cartas boca arriba supone descubrir tu juego, darte a conocer y enseñar tus triunfos.

 

Existen también quienes sin saber jugar, resignan su suerte al azar, al destino, a un golpe de suerte que les proporcionará una gloria esporádica, un triunfo fugaz y fortuito.

 

Jugar esta larga y prolongada partida requiere perseverancia, constancia y honestidad, factores arrolladores que perviven a toda adversidad o contratiempo con los que podamos encontrarnos.

La satisfacción de jugar con las cartas boca arriba no tiene parangón con triunfo alguno, la suerte, el azar, las trampas, inclinarán finalmente su tez ante la evidencia contrastada de la verdad, la honestidad y la fuerza de quienes decidan jugar limpio.

 

Nuestra mejor baza en cualquier partida será dar a conocer nuestro estilo de juego. Aquellos que decidan repartir su baraja, sabrán de ante mano, con quién comparten mesa de juego, a quiénes entregan sus cartas y el provecho que de cada mano podrán obtener. Jugar a ganador exige una firmeza y confianza que, difícilmente, podrá obtener quien base su juego en la trampa y el engaño.

 

Futuro

Existen momentos en nuestra vida en los que nos encontramos frente a frente con nuestro destino, instantes en los que tenemos en nuestras manos la posibilidad de dar un golpe de timón y poner rumbo al norte que siempre hemos ansiado. Son estos momentos los que marcan nuestra historia, los que crean la frontera entre el antes y el después, los que nos hacen respirar profundamente y disfrutar de su brisa fresca y renovada.

 

En estos pasajes de nuestra vida nos encontramos con nuestro verdadero yo, con aquel que llevamos dentro y que nos mueve cada día. La soledad de estos instantes nos permite vernos tal y como somos, nos lleva a la reflexión y a pisar con firmeza en nuestro camino.

 

Estos momentos, estas vivencias nos hacen percibir sentimientos encontrados, por un lado la ilusión que nos embarga al emprender una nueva e intensa aventura, un motivo de alegría que nos envuelve y nos anima a seguir con fuerza y vitalidad labrando un camino imprevisible, fundiendo con el calor de nuestro corazón, dudas e incertidumbres que intentarán frenar la inercia de aquel impulso que nos animó a seguir nuestro palpito inicial. Por otro lado, los temores que nos afloran al pensar en un posible fracaso, el miedo al equívoco, el creer que perderemos nuestra firmeza y con ello hacer tambalear todo aquello hasta ahora hemos conseguido, ideas tormentosas que alborotan nuestra serenidad.

 

Nadie dijo nunca que vivir de forma coherente fuera sencillo, que apostarlo todo siempre que emprendamos alguna aventura sea gratuito, ni que no fueran estas contradicciones las que nos denotaran la importancia de estas decisiones. Tal vez, lo más sencillo, sea mantenerse siempre al margen, evitar problemas y dejarse llevar por el capricho de la inercia.

 

Vivir requiere coraje, valentía, riesgo y sobre todo firmeza en aquello en lo que creamos firmemente, defendiendo con nuestro esfuerzo todo aquello que nos sustenta y mantiene despierto, aquello que nos mueve y motiva, aquello que no podemos ver ni tocar, nuestra alma, una fuerza invisible que desde nuestro interior nos reconforta y alivia cuando sintonizamos voluntad, sentimiento y razón.

 

Tal vez lo más atrayente de esta vida sea el desconocimiento de nuestro propio destino, el tener en nuestras propias manos la facilidad de ir creando capítulos de nuestra historia, renglones que comenzamos cada amanecer y cuyo cariz dependerá del equilibrio, firmeza, claridad y ternura con las que decidamos plasmarlos.

 

El futuro, como alguien dijo alguna vez, un lugar donde pasaremos el resto de nuestra vida, se convierte en nuestro mejor aliado, en nuestro compañero infatigable y en nuestra mejor oportunidad.